KAROSHI
es el fenómeno de matarse a trabajar, (literalmente) en Japón. El ministerio de
Sanidad, trabajo y bienestar registro el año pasado 117 muertes y 86 suicidios
por KAROSHI. Este es un claro
ejemplo que se tiene de los nipones como trabajadores constantes y locos por su
oficio, quienes hasta para protestar trabajan.
A pesar de este
mito, lo cierto es que la expresión de “matarse a trabajar” adquiere
un significado literal en Japón. La muerte por exceso de trabajo
es un auténtico problema de salud pública en este país,
donde cada año fallecen o se suicidan cientos de personas por los problemas
físicos y mentales que acarrean las extensas jornadas laborales, las cuales
incluso pueden superar las doce horas.
Según el Ministerio de Sanidad, Trabajo y Bienestar de
Japón, durante el año fiscal de 2016, 260 fallecimientos fueron denunciados
como muerte por exceso de trabajo, aunque las autoridades sólo validaron 117 como tal.
En cuanto a los suicidios por
este fenómeno, se registraron 498 demandas siendo autenticadas 84 de ellas. En 2015, la cifra fue superior, alcanzando las 189
muertes, aunque los expertos creen que son muchas más.
Mariko
Inoue, experta de
la Organización Internacional del Trabajo, explica a
EL ESPAÑOL que “las largas jornadas de trabajo
y la falta de vacaciones pagadas son la causa principal de “karoshi”. Sin embargo, “los cambios en el mercado de
trabajo en Japón debido a la crisis, el aumento del porcentaje de trabajadores
no regulares, y los cambios en la industria”, están detrás de este mortal
suceso en la actualidad.
El
primer caso registrado como tal fue hace unos cuarenta años cuando
un hombre de 29 años falleció tras trabajar excesivamente en el departamento de
distribución de uno de los periódicos más grandes del país. Sufrió una
apoplejía -suspensión súbita de algunas funciones cerebrales, debida a
hemorragia, obstrucción o compresión de una arteria del cerebro-.
ALGUNOS DE LOS CASOS MÁS SONADOS
Lo que más
sorprende de este mortal fenómeno es que la mayoría de las víctimas son
jóvenes, como es el caso de Matsuri Takahashi,
de 24 años. Esta joven trabajaba en la mayor empresa de publicidad de
Japón, Dentsu y llevaba varios meses
consecutivos encadenando jornadas de 20 horas de trabajo diarias, superando con
creces las 100 horas extra al mes.
Takahashi
residía en un dormitorio dentro de la misma empresa para así poder aprovechar
al máximo el tiempo. Un día, su cuerpo y su mente dijeron basta. Se lanzó al vacío y puso fin a su vida el
pasado mes de diciembre. Este acontecimiento suscitó un gran revuelo mediático
y el entonces presidente de la compañía dimitió. Las investigaciones
determinaron que la joven solía salir a las cinco de la mañana del trabajo y
que además la empresa falseaba las cuentas de las horas de trabajo.
“Nuestro
hijo se derrumbó intentando cumplir con sus responsabilidades [...]. A menos
que las condiciones laborales mejoren, esta tragedia puede repetirse”,
lamentaron sus padres en un comunicado.
El último caso
ha sido el de un joven obrero que suicidó tras trabajas largas jornadas en la
construcción del nuevo Estadio Nacional de Japón que
acogerá los Juegos Olímpicos de 2020. El
operario, de 23 años, llegó a trabajar más de 200 horas extra al mes, muy por
encima de las 80 recomendadas por la legislación laboral japonesa.
¿COMO DIAGNOSTICAR KAROSHI?
Para
autentificar una muerte o suicidio que se ha provocado debido a un exceso de
trabajo, la víctima debe haber trabajado más de 100
horas extra el último mes, o bien 80 horas durante en dos o más
meses consecutivos de los últimos seis.
Después de
varios años de presión por parte de los familiares de las víctimas, en el
año 2014 se creó una comisión parlamentaria
formada por todos los partidos japoneses para llevar este problema al
Parlamento y regularlo por ley, se consiguió. Las horas extra máximas por mes
se han limitado a 80
Además, se
define como karoshi la muerte causada por el
suicidio, por una enfermedad cerebrovascular o afección cardiaca,
o las enfermedades relacionadas con problemas del corazón o trastornos
mentales, siempre que se demuestre que la víctima ha realizado al menos una
centena de horas extra mensuales.
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